viernes, 1 de octubre de 2010

Re: Mi Buenos Aires querido...


Te leo y, además de ponerme nerviosa, pienso: cómo extraño el transporte público, la puta! Yo sí tenía la suerte de volver siempre sentada. Al menos el 98% del tiempo perdido en viaje lo dormía babeando impúdica.
 A Mi me gusta vivir en la loma del orto. Lo que no me está gustando mucho es atravesar todo el cachete de ese orto. Porque a Mi se me ocurre que si para hacer el mismo viaje que en “hora no pico” hacés en 35’a la hora de ir a trabajar te toma una hora y cuarto entonces deberíamos salir una hora y media antes de la hora de entrar al trabajo. No?
No, obvio. Una hora y cuarto va a llevar el viaje sí, y sólo sí, ningún motociclista habilidoso fue a parar debajo de un auto y medio acceso oeste avanza a paso de tortuga de chocolate derretida bajo el sol. Además, vas a tener que sumar la posibilidad de que haya alguna salida cortada y debas pasarte para después tener que retomar. En realidad es azaroso lo que lleve viajar. Pero un “azaroso “que siempre redondea en “tarde”, me captás?
Ya probé salir a las siete y media y hay tráfico. Y probé salir a las siete y hay más tráfico. A las ocho menos cuarto, a las ocho y ocho y cuarto. Hay muchísimo tráfico.
Ni hablar de intentar estacionar el auto cuando llegás. Porque llegar hasta ahí te costó un huevo y de pronto no sirve para nada. Para Mi el auto debería ser descartable, plegable, no sé. Porque nueve menos cuarto, nueve y media, diez, encontrar un estacionamiento con parquímetro es un sueño inalcanzable en casi cualquier vereda porteña. Pagar la estadía de un garaje: un choreo. Generalmente la única opción termina siendo dejar el auto en la reserva. De la reserva de costanera sur a San Telmo, caminando todo el otro glúteo. Y, ahí tenés que sumarle otros veinte minutos. Olvidate, tipo once cuando salgas de la reunión yo estoy ahí. También almuerzo en el escritorio pero ni preguntes por el tupper.
Y a la hora de partir, desandando caminos, me tocará salir del puerto si los camiones me dejan, atravesar media capital para buscar a la hija por el jardín y volver a San Telmo para buscar al marido que sale una hora más tarde. Subir a la autopista… para volver a avanzar el mismo trayecto que recién hice ida y vuelta en una hora (récord) pero ésta vez demorando el doble y a paso de tortuga de plomo. Y todo el resto del viaje, peajes con bocinazos incluidos, esperando el regreso a casa para sacarme los zapatos y andar descalza por Mi pasto, ese que hace que valga la pena la excursión diaria por las nalgas del mundo.
(Aunque caminar descalza por el pasto sea para colgar la ropa en el tender, porque después siempre queda bañar a la hija, preparar la cena, preparar la vianda para que se descongele en el camino de mañana. Y jugar al GPS erótico, por supuesto!)

Mi Buenos Aires querido...

Ay, nena!!! Ella acaba de llegar. Tarde. Y no te veo en el escritorio, así que supongo que llegarás más tarde aún. Ya no sé cómo viajar. De Libertador y General Paz hasta Puerto Madero, al fondo, por no decirte en la loma del orto, es una hora y media de viaje. Busqué varias alternativas combinando bondi, tren, subte y a pata, como si combinara cartera con zapatos y me quedé con el bondi. Bondi sólo. Parada en promedio la mitad del viaje por $1,25 es negocio. Sólo le tenés que sumar dos pares de medias semanales por pisotones, enganches con mochilas, etc. No sé por qué mi vieja no me dejaba subir al samba en el parque de diversiones, seguro que era menos peligroso que  mantener el equilibrio ante frenadas y maniobras varias del 130 usando una sola mano para sostenerte. La derecha, ponele. Del lado izquierdo llevás la cartera, el portafolios y la bolsita con el tupper. Si claro, el tupper. Porque viste que el INDEC dice que la inflación siempre es del orden del 1% mensual, pero en Puerto Madero no lo saben así que también contá el tupper.

Si no te sentaste antes, en Facultad de Derecho te sentás. Ella ya tiene la habilidad de ir mirando qué leen los que van sentados y pararse donde están los del código. No el de honor, porque ese ya no se usa... El civil, penal, no sé... esos libros enormes e incómodos que leen los abogados. Si encuentro uno con eso grandote en la mano (con el código, digo), no me muevo de ahí hasta que se baja y voy sentada, con la cartera, el portafolios y la bolsa sobre las piernas. Es buenísimo sentir cómo se te va descongelando el tupper. Retiro. Esto es lo mejor. Cinco cuadras, veinte minutos. Primero cortaron Libertador para hacer la bicisenda. Quedó buenísima. Ojalá pudiera ir a la oficina en bici, pero en tailleur y tacos, no da. Terminaron la bicisenda y la anularon, porque se pusieron a hacer el subte. Un subte nuevo entre Retiro y no se qué para descongestionar. Para descongestionar el subte supongo, porque por arriba está peor. Después viene el Ministerio de Trabajo y luego el Luna Park y siempre hay algo, un recital, un acto político o una celebración religiosa. Y lo mejor es cortar. Alem, qué van a cortar... si no pasa nadie por ahí. Si safaste no festejes, todavía no llegaste a casa de gobierno. Digo yo... el presidente de turno, no puede usar el helicóptero en un horario que no sea el de hora pico que todos los días o de ida o de vuelta Ella se tiene que fumar la custodia desde la rosada al helipuerto? Y para terminar tenés la CGT. Paladín del corte, el petardo y el bombo orquestado.

Y la vuelta? Parece que por la tarde la ciudad desborda, es como un hormiguero que se inunda. Es que todo el mundo vive del otro lado del mapa? Por qué no nos organizamos e intercambiamos así cada uno trabaja cerca de su casa? No sé, algo así como el baile de la escoba, no? Paramos la música y cambiamos. Las tardecitas de buenos aires tienen ese qué se yo, viste? Una delicia. En cualquier momento salgo con medio melón en la cabeza y una banderita de taxi libre levantada en cada mano y no se pregunten por qué.

Bueno… no llegaste y me tengo que ir a una reunión. Hoy almuerzo en el escritorio, eh? Recupero la llegada tarde.