viernes, 19 de noviembre de 2010

...y muchas nueces

Cuanto mito hay alrededor de las fantasías sexuales de las mujeres, eh? Que un negro con calce XL. Que una fiesta de adoración rodeada de aborígenes viriles, aseados y hermosos que tántricamente nos poseerán en forma ordenada y cálida. Que un par de mujeres estimularán nuestra zonas erógenas acertadamente sólo por conocimiento por paridad de género, entregándonos a un macho portador que mira y se excita esperando el turno de satisfacernos ampliamente por autopista y colectora...
Cuánto mito!!! Cuán lejos de la imaginación austera que nos ha quedado con el suceder de los acontecimientos de la vida cotidiana...
No es que Ella reduzca sus fantasías a cerrar los ojos y creer que justo ahí está George Clooney, pero la cuestión de tener que programar y estudiar tanto los momentos complica las cosas.
Ahora para dedicarse a una maratón Ella tiene que despachar a la cría. Y son dos. Nada de un ataque de pasión en el auto porque primero hay que desplazar los cochecitos que los niños dejaron por ahí, sacar las sillitas de viaje y pasarlas al baúl y, por supuesto, no olvidar ni una media en el embate.
Los consejos de la Rampolla no aplican a casados-con-hijos. Imaginate que te compraste un par de “juguetitos”... a dónde los guardás? En la mesita de luz... y un lunes llegás a casa y están tus hijos con un amiguito que vino de visita y con “eso” en la mano. No, la mesita de luz no. En el costurero... no, tampoco, mirá si un día van a buscar la tijera. En el botiquín del baño... no, capaz que necesitan una curita y lo ven. En la parte de arriba del placard... Ah, no... ahí escondés los juguetes que les quitás cuando no quieren guardar... Ya sé! Adentro de una valija con candado y llave en la baulera del subsuelo del edificio. Listo. El día que lo quieras usar lo vas a buscar, te vas a la baulera donde siempre es sencillo encontrar algo y cuando volvés, sucia y transpirada, tu marido ya se durmió. Acordate de volver al subsuelo a guardarlos, eh? No los vas a dejar en la mesita de luz.
No es fácil. Y los extras para la producción no son económicos, y te empieza a picar la conciencia, no por la distribución del ingreso, sino por la distribución del gasto. La cofia de mucama o los Gogos que pidió el mayor? Un par de esposas y el látigo o las figuritas de Toy Story para el chiquito? Visitamos el sex shop o aprovechamos la oferta de la Master Card y cambiamos las cuatro almohadas? Y vos te querés disfrazar... Fijate, quizás puedas reciclar lo que te sobró de la fiestita de Halloween del jardín de mini-Mi.
Ay! Ay! Las fantasías... temo que con los años se reduzcan a soñar con el segundo orgasmo en una noche... O con uno... Menos mal que aún falta mucho para eso. Creo.

Poco ruido...

El miércoles, por SMS...