viernes, 13 de mayo de 2011

Recursos Humanos (1999)

Hay personas, personajes, que nunca jamás recuerdan quién es protagonista. Eso deja entrever que les importa un pepino la historia en sí.
Acá ese papel lo interpreta Paula Cicuta, Licenciada en Recursos Humanos de la Empresa, soltera y con seis gatos.
Sus 35 años prestando servicio le dan permanente excusa para mirarte a la cara en una reunión masiva sobre goce de licencias de vacaciones atrasadas, chasquear los dedos y decir: Hola, vos… Cortar abruptamente. Ni siquiera mosquearse, mirar al de al lado y decirle: Cómo se llamaba??? Sí, refiriéndose a vos. A Mi, entendés!?
En realidad no le importa nada, no? Nunca le parece que haya que ‘solidarizarse’ con el capital humano cuando haya problemas de tráfico que afecten la llegada al trabajo. No está de acuerdo con los reclamos por las horas extras no remunerativas; nunca considera que el personal haga otra cosa más que quejarse respondiendo a la naturaleza del trabajador asalariado.
A Paula tampoco le importan un carajo los ambientes libres de humo y se fuma dos atados de Parliament en su oficina del piso 7 con vista al pulmón de manzana, aunque cada veinte minutos le suene la alarma contra incendios y personal de seguridad le haga evacuar el área, sólo por reglamentación de Bomberos, Señora.
Jamás sonríe y, si lo hace, suena siempre a retorcijón estomacal. Nunca responde llamados, ni mails, siempre está O-CU-PA-DA. Haciendo qué? No se sabe a ciencia cierta. Se rumorean cosas horribles que no voy a repetir, no por ser prudente con su reputación venida a menos sino para evitar quejas entre los seguidores del blog…
Viste atuendos circenses con estampados búlgaros en las camisolas, tres talles más grandes, combinados con pantalones chupines (???) y un único bolso-carterón de cuero ajado que jamás de los jamases hará juego con los zapatos de descanso de cuerina blancos que se pone. Un codazo entre los dientes al buen gusto.
Generalmente, preferimos no encontrarla, no tener nada que pedirle ni dejar pendientes papeles por firmar… Es que si te la cruzás, siempre te sentís objetado con su mirada semi-virola.
En la entrada, pispea de ‘coté’ su reloj. Si te la cruzás en un ascensor, revisa la botonera para chequear que estés yendo en sentido productivo y no ocioso.
La única manera de distraerla, a modo de estrategia, es hablarle de Pachi, Gachi, Puchi, Mechi, Chichi o Checho… el alimento, las vacunas o el ronroneo. Ahí sí, agarrate! Cicuta larga 25 minutos descriptivos referidos a sus bebés. Porque, viste? Ellos me dan más amor que los seres humanos. Ellos no hacen planteos, no se quejan de nada, son tan agradecidos!
Y sí, Paula definitivamente no estuvo nunca a gusto en RRHH. Siempre se notó.

Rápido y furioso (2001)


 Todas las historias tienen, por lo menos, un personaje protagonista. Pero en la vida hay personajes que quieren comprarse el protagónico en todas las historias. Son esas que siempre tienen algo mejor para contar, o les pasó algo peor que a vos, o poseen un auto más moderno y, si son hombres, la tienen más larga.
Bueno. En el laburo tenemos a Mariana McLaren.
Mariana es “Mari” para todos. No por cariño sino porque nadie llega a decirle el nombre completo antes de que te interrumpa.
Ella la llama m&m, no por sus iniciales sino porque viene vestida de todos los colores en versión shocking y, por dentro, tiene ese ordinario y artificial sabor a chocolate industrial de dos pesos con veinte.
Mariana es flaca, asquerosamente flaca. Y fea. Con ganas. Se viste en “Me Cago en la Elegancia – Prêt-à-porter”. Y para que nadie se dé cuenta de todo esto, parlotea sin pausa y a los gritos de manera tal que no puedas decir más que “ajá”, de vez en cuando. No vaya a ser cosa que se te ocurra indicarle que no le combina el pantalón de montar con la flor negra del cuarenta que se puso en el pelo.
Se sienta en frente de Bigote y no se pueden ni ver. No porque una sea mejor que la otra, eh? Sino porque m&m es amiga de Carmela y le botonea todo lo que Bigote NO hace.
Cuando discuten y/o se fulminan con la mirada (lo que ocurra primero o hasta agotar stock), es en el único momento en el que Mariana a Ella le cae bien.
m&m es jefa de procesos internos. Se auto-presenta de corrido sin repetir y sin soplar “Mariana McLaren, YO-soy-jefa-de-procesos, porque YO me lo merecía. Todo lo que ves lo hice YO. YO lo diseñé.” Lo mejor es cuando te quiere pedir algo a vos. Ella la ve venir con la tacita de té que nunca suelta y quisiera ser transparente. No por lo que me vaya a pedir sino por todo lo que va a decir antes de hacerlo.
Primero, la alabanza falseta. “Sos tan eficiente… porque sos como YO, viste? Te comprometés” Y se te sienta en el escritorio. Te relojea a ver qué tenés puesto, si estás trabajando o con el Facebook y de qué color te pintaste las uñas, las que se te van a romper en no más de media hora.
Apoya la taza, te acomoda las fotos de los pibes y te pregunta cómo están, no porque le importe sino para hablarte de los suyos sin obviar decirte que “vos sos tan buena madre como YO.
Acto seguido te vacuna con el pedido, tenés 48 hs para llevarlo a cabo para que m&m lo presente al Director como trabajo propio. Claro… si se ocupó de pedirlo… “porque si YO no me ocupo, acá nadie lo hace”.
Un día Ella va a probar borrarle la “Y” del teclado de la compu. Cuando no pueda escribir “Yo”, la internan.

martes, 10 de mayo de 2011

#ponele6

A Mi el mañanero muy bien no me sienta. Digamos que a las seis y media de la mañana hay que apurarse para decidirse a arrancar, en la mitad suena seguro el despertador y hay que terminar rápido porque "llegamos tarde, llegamos tarde!!!"
Es rarísimo que a esa hora yo responda amablemente a una caricia. Hasta, quizás, ladre. A esa hora, probablemente sea violento… (mmmmm, no no, pará, ok, dale, bueno… mmmm no no).
En cambio, me gusta mucho más el sexo de madrugada. Ese giro en la cama, esa vuelta para abrazar la almohada que termina en una cucharita mimosa… y, bueno, dormidos y todo el cuerpo reacciona! Seeee, eso me encanta. Más que nada porque sabés que al rato te volvés a dormir y todavía te quedan dos o tres horas para descansar. O hasta para repetir! Y sí... ponele!