viernes, 10 de diciembre de 2010

Ocho más

A Ella le gusta ir al gimnasio. Todo el año va al gimnasio. Un poco por masoquismo, otro poco por placer, otro poco por desconexión. Ni un poquito por estética. El punto es que cuando llega diciembre, no sé si para hacer lugar para el turrón y el pan dulce o para que les entre la malla del año pasado, aparecen los arribistas del verano. Esos que quieren eliminar en treinta días lo que gestaron en once meses. Y entonces surgen una serie de personajes en escena. Pero no hay escena más imperdible que la del vestuario. En una suerte de desfile freak te podría nombrar a “la tímida” que no larga la ducha hasta que se hizo el brushing inclusive. Todo con la cortina cerrada. Y Ella esperando turno, fácil 40 minutos. O a “la desinhibida” que se pasea en bolas por el vestuario. En-bo-las. Sin nada, eh? Con o sin carnes colgando. Depilada o no. Con vestuario semi-vacío o semi-lleno. También a la que despliega el contenido completo del bolso en el banco y tarda 50 minutos en despejarlo y no se inmuta si hay cinco haciendo malabares para vestirse. Está la que se depila en el vestuario. Axilas. Piernas. Y si hace falta, cavado. No comments. O la que hace amigas en paños menores y te enterás de su intimidad en un subir y bajar de bragas. Por qué no la que se produce como para casting en medio del vapor y sale del gym con brillos, taco aguja y vestido infartante más mochila Puma en la espalda. Imperdible la que recién se hizo las tetas y se las va mostrando al resto incluyendo a la que administra el guardarropas diciendo a su paso “si querés tocar, tocá, eh?”, en una suerte de adaptación libre de Moria Casán.

Y también está “la sucia”, que guarda la toalla húmeda en el armario para usarla mañana, “la obsesiva” que ordena el locker como si fuera el archivo general de la NASA, “la práctica” que lo usa como baulera adicional de su casa, “la ekeko” que no alquila locker y se muda para cada clase, la que viene desde la oficina, la que después se va a la oficina... En fin, un zoológico urbano, incluida Ella que va con calzas rojas corriendo tres cuadras desde casa y que va al gimnasio sólo a hacer gimnasia, sólo porque le gusta, tratando de bañarse lo más rápido posible, sorteando obstáculos para volver cuanto antes a casa.

Odio los chismes, detesto criticar, pero todos los años, cuando llega diciembre, Ella no puede evitar pensar en tomarse vacaciones de vestuario.

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