viernes, 27 de mayo de 2011

Arroz con leche...

Te digo algo? Tengo limitaciones. Debo admitirlo. No soy tan perfecta como a Mi me parecía, creo.
No sé coser, no me gusta bordar… malísimo. No sé tejer!!!
Estuve intentando arrancar una bufanda. No está re de moda andar con algo tejido de tu propia producción?!
Bueno…
Elegí dos agujas n° 5. Puse los puntos. Puse 20. Hice 15 vueltas de punto arroz. Malísimo. 20 de ancho era como para una de las Barbies de mini-Mi. Destejí.
Puse los puntos. Puse 75. Hice 3 vueltas de punto arroz. Horrible. 215 ‘derecho, revés’... Un dolor de huevos! Además, ahora quedó tan ancha que no pasé de esa 3° vuelta. Estuve pensando en destejer y cambiar a agujas n° 14. Pero pensé tanto que me aburrí. Y abandoné.
Quién sabe cuándo la retome, no?
Probablemente dentro de dos inviernos la encuentre en el placard y me den lástima los 320 pesos que invertí en la lana de oveja natural, artesanal, hilada a mano con cinta de seda y otra vez desteja para cambiar el plan.
O sea, tengo el síndrome Penélope. Y jamás de los jamases termino el tejido. No hay nada más que un morral de hilo hecho a crochet de cuando tenía 15 años y frecuentaba las ferias hippies en mi haber. Ni te cuento la cantidad de ropa que he recortado en raptos de falsa diseñadora de indumentaria que así quedó, hasta que fue a parar al tacho de los trapos para limpiar los vidrios, eh?
Cada vez que me toca coser un botón, descubro que soy pésima. Sobre todo en calcular la cantidad de hilo necesario. Empiezo quedándome 'corta'. Y no llego a poder pasar la aguja para el otro lado para rematar ni hacer el nudo. Sólo queda cortar, descoser y volver a comenzar. Ahí es cuando me quedo ‘larga’ y cuando quiero pinchar por 2° vez noto que tengo 90 cm de hilo enredado y me queda un nudo. Otra vez a cortar, descoser y pedir ayuda.
Obvio, lo bueno de padecer estas frustraciones en el 2011 es que los maridos hace unos años varios que vienen programados correctamente. El mío, por suerte, no sólo plancha camisas sino que cose botones (y elige los tamaños correctos, no como yo que le he puesto al guardapolvo de sala verde un botón de montgomery).
Bueno, che, me dedico a lo mío y punto. Y de última, para que lo anoten mis abuelas: casarme ya me casé.
Ahora… para ir a jugar yo sé abrir la puerta, eh?

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