viernes, 17 de diciembre de 2010

El que mucho abarca...

Diciembre. 31 largos y completos lunes MUY LUNES.
El cúmulo de actividades hará de este mes, el último del año, el más caliente y gomoso. Interminable.
Para empezar, va a hacer calor (lo hace, de hecho) y eso nos agenda una cita con la recarga de gas del aire acondicionado del auto: URGENTE. Mientras tanto, disfrutá del batido ochentoso a 130 con ventanillas abiertas o, en su defecto, del baño turco pre-jornada laboral. Todo el sol de frente por el Acceso Oeste a Mi me simula la cama solar. Re top.
El calor del auto trae recuerdos y necesidades: vacaciones? Digo, vos te las tomaste en Febrero? Hace una booooocha! Te las tomás en Febrero? Falta un tocazo, también. Para los hijos no, en cambio. A ellos los tendremos en casa desde YA MISMO y hasta Marzo, sin escalas ni excepciones, rompiendo las pelotas a 35° de térmica, con cortes de luz –sin tele, sin aire, sin microondas, sin play- incluidos.
No faltarán este diciembre las avenidas en construcción, los accidentes masivos de tránsito, piquetes, reclamos, festejos y demases que obstruyan el paso de regreso al hogar… o la huída del mismo.
Y, porque para diciembre se nos ocurre ocupar de jueves a domingo todas las comidas (y cuando digo “todas” me refiero a ABSOLUTAMENTE TODAS) para celebrar que nos queremos, que hace calor húmedo y pegajoso o que nuestros hijos pasaron de año y se llevaron pocas (¿?) materias previas, cuando quieras festejar, no vas a encontrar lugar ni en el puesto de panchos de la estación de tren, eh? Porque todos estamos en la misma y nadie quiere poner la casa para el asado con la gente de la oficina, ni mucho menos con la gente del secundario! Suficiente que en el reparto te tocó recibir a la familia completa en Noche Buena y vas a despegar turrón con maní del porcelanato hasta el año que viene…
No va a diferenciarse nuestro bicentenar diciembre, en nada, de los anteriores cuando de sobreestimar al aguinaldo se trate. Comprobaremos, como lo  venimos haciendo hace años, que en Diciembre se gasta siempre mucho más que lo que se cobra. Con “suerte” [ironía], cobraremos diez días antes que el resto del año para, diez días antes, gastar en cinco minutos la plata que debía durarnos diez días más que los próximos once meses. Será la magia de la navidad? O una lección de vida, pendiente de aprender, sobre el pucho del cierre contable? Deberíamos tomarnos algo de tiempo para meditarlo, lástima que ocupadas en la organización del vitel thoné y la fiesta de fin de clases nos vamos a olvidar… y lo recordaremos cuando nos vuelva a pasar.

Mirá, Diciembre me pone violenta. No me alcanzan los días para putear. Menos mal que el fin de año dura sólo un lunes. Un largo y completo LUNES de 31 días.

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