viernes, 22 de octubre de 2010

La que se acuesta mojada...

Che, hace mucho que no te comprás un camisolín??? Y cuánto hace que no te ponés un conjunto de microtul elastizado de esos de más de dos gambas el centímetro cuadrado?? Ah, es que acabo de encontrar un cajón, buscando dónde guardar más repasadores, lleno de lencería sugestiva en desuso.
Eso.
Más que nada lo que quería saber es si entre un hijo o dos hay diferencias muchas… no, no es que esté pensando en tener otra, más bien estoy buscando consolarme pensando que a vos te cuesta más que a mi tener una noche apasionada sin caer en “la puerta cerrada pero no con llave para que no se asuste, no muchas luces por si logra entrar, en mute para que después no pregunte, con una sábana encima mínimo o directamente vestidos, etc”.
No es que esté demasiado compungida por la baja entre las tangas que acaba de ser mordida por el cachorro de Labrador, nop. Tampoco es que me moleste demasiado que se luzca más el encaje cuando me agacho en el supermercado que a la hora de los bifes. Ni siquiera haber encontrado que mi último corpiño taza soft se utilizó como “anteojos de aviador” a la hora de jugar.
Es que estoy viendo si más o menos la pasión de todas las parejas, a modo de autodefensa, rota hacia la sequía anticonceptiva permanente. Como una regla de tres indirectamente proporcional: a mayor cantidad de integrantes en la familia menor número de orgasmos conseguidos por mes. O algo así.
Lo importante, me está empezando a parecer, es ser realistas. No estoy pensando en tener otra pero lo que habría que pensar bien es en qué momento podríamos, llegado el caso, practicar.
Hace mucho… no? Y te acordás, a tu hijo más grande, cómo lo hiciste??? Ja, olvidate. El tercero pedíselo a los Reyes, y después regalale a los tres un viaje a París en cigüeña… a lo mejor podés recordar lo que eran las maratones que arrancaban en la cocina y terminaban en el baño!
Coger no cuesta nada. No mientras no tengas, además, que buscar una banda horaria predeterminada. Mientras no haya que preferir los fines de semana, las polleritas livianas, olvidarse de las posiciones aprendidas en la primera mitad de la veintena y de los gemidos dignos de RedTube. No, si al final: conseguir acabar va a ser como un premio, ser multiorgásmica una ostentación innecesaria.
Garchar, es lo de menos. Lo importante es que no se despierten.

No hay comentarios:

Publicar un comentario